domingo, 23 de junio de 2013

"son esos tus besos de hielo"

Son esos tus besos de hielo,
Los que suplicabas en mis sueños,
Donde te quedaste grabada,
Como retrato de portada.

Fuiste tú quien marco el episodio,
Donde amor era más que un léxico,
Fue una historia con un final incompleto,
Donde la fantasía se terminó derrumbando.

Tengo la última carta que me escribiste,
Está en el primer buro de mi habitación,
Solo busco el momento adecuado,
Para hacer de él un cigarrillo de tabaco.

Siento impotencia de verlo a tu lado,
Que tan cierto es que no fui el indicado,
Que tú buscabas diversión al máximo,
Y yo solo quería tu corazón a cambio.

Veo los días de un color obscuro,
Y claro que tú tuviste parte de culpa,
Dejaron de brillar mis ojos claros,
y escondí mi sonrisa en la sombra.

Pero te puedo apostar algo hermosa reina,
Que si partimos diferentes caminos,
Es para no volver a coincidir en los mismos,
Me marcho para buscar nuevos objetivos.

Te besaría tu frente desnuda,
Mientras te susurro un te amo sin duda,
Pero que solución tiene sino es tiempo,
Si olvidarte se convierte en todo un reto.

Esta emoción en parte es magnífica,
El hecho de tener soledad y melancolía,
Me hace apreciar los detalles de la vida,
Para levantarme de esas fuertes caídas.

Esta carta la escribí al viento,
Esperando que llegue y te susurre en sueño,
Buscando consolar tu alma rota,
Expresando mi solidaridad de sentimientos.

Hoy maduramos hacia un nuevo rumbo,
Te deseo la suerte del mundo,
Abraza y besa la vida con todo el cariño,
Como el abrazo de un padre al niño.

Y no te preocupes, ya no me tortura la misma canción,
Con la que bailamos tango en un rincón,
Y no te preocupes por mi llanto,
Ya no hace eco en la habitación.

-Edgar Rodríguez

martes, 4 de junio de 2013

"donde quedo aquel niño"

Estoy exhausto en lo obscuro de mi habitación,
Escucho el latido insensible de mi corazón,
Es un comportamiento tan fantasioso
Que ignoro un sentir tan silencioso.

Pienso con los ojos hacia el espejo,
Noto el cambio radical de mi frente,
El desgaste continúo de mi piel,
Que ahora empiezan a doler.

Me encanta estar en silencio pensando,
Divagando en mi mente, viajando,
Hacia un lugar donde no hay edad,
Donde el tiempo nunca avanza.

Es tan penetrante el recordar anécdotas,
De joven cuando solía hacer historietas,
Jugar a ser niño por siempre,
Verlo aterrizado en las manos de un adulto.

Con ambición de ser un hombre de negocios,
De ser un tipo justo con los socios,
El niño con inocencia, cambio,
Por un joven con incertidumbre al cambio.

Dejo de derramar lágrimas blancas,
Que añoraban un capricho,
Por unas lágrimas obscuras,
Que suplican un mejor camino.

Veo el terror en la gente al madurar,
De dejar de creer en fantasías,
Para empezar a saldar unas cuentas vacías,
Con la intención de marcar sus vidas.

Donde quedo el espíritu pionero de antes?,
Que florecía ante las adversidades,
Donde escondimos el niño inocente,
Que se asombraba con los aviones.

El mismo niño que cantaba canciones,
Que sacaba la lengua para deslizar tensiones,
Por un hombre con voz ronca,
Y sueños sin una meta corta.

-Edgar Rodríguez

Filosofía de vida, aprendizaje del andar.

 ¿Realmente necesito de alguien para sentir amor, me refiero calor, sentir como los cuerpos chocan y colisionan en pasión? Me explico, dan s...