Chiara Valentina.

 Mi pequeña estrella, luz que ilumina mi sendero, 

cinco años contigo, un regalo del universo entero.

Tus risas, melodías que alegran mi existencia, 

tus ojos, dos luceros que guían mi conciencia.

Desde el día en que llegaste, mi mundo transformaste, 

con tu inocencia y ternura, mi alma cautivaste. 

Cada paso que das, cada palabra que pronuncias, 

son tesoros invaluables que mi corazón acuna.

 Eres mi pequeña princesa, mi dulce cantar, 

mi alegría más grande, mi razón de luchar. 

Tus abrazos, caricias que sanan cualquier herida,

tu amor, una bendición que mi vida ha bendecido.

Tus manitas, tan pequeñas, me llenan de emoción,

tus sueños, fantasías que despiertan mi pasión. 

Contigo aprendo a amar, a reír y a soñar, 

a valorar cada instante, a nunca renunciar.

Eres mi sol radiante, mi luna brillante, 

mi estrella fugaz, mi esperanza constante. 

Te protegeré siempre, te guiaré con amor, 

seré tu apoyo incondicional, tu eterno motor.

Mi niña hermosa, mi tesoro más preciado,

mi amor por ti es infinito, nunca será olvidado.

Crece feliz y libre, alcanza tus sueños,

que tu camino sea lleno de éxitos y risueños.

Te amo más que a mi vida, más que al aire que respiro, 

eres mi mayor alegría, mi más grande motivo. 

Juntos construiremos un futuro lleno de luz, 

porque tú, mi pequeña, eres mi razón de ser y mi cruz.

Te ama, papá. 

La resaca del alma

En la espiral de la euforia, perdí el control, mis palabras, dardos envenenados, hirieron tu corazón. En el delirio de la noche, mi mente se desbocó, y el amor que te profesaba, en reproches se ahogó.

La resaca emocional me trajo la verdad, el peso de mis actos, la crueldad. En la lucidez del día, vi el daño que causé, y el dolor que te infligí, mi corazón desgarré.

En cada lágrima tuya, un espejo de mi error, en cada silencio, un grito de dolor. Mi amor, mi único amor, te pido perdón, por las heridas que abrí, por la desolación.

Sé que mis palabras no pueden borrar el pasado, pero te juro que mi arrepentimiento es sincero y sagrado. En cada amanecer, lucho por ser mejor, por sanar las heridas, por reconstruir nuestro amor.

No soy perfecto, ni pretendo serlo, soy un alma enmendando su propio infierno. Con humildad y valentía, te ofrezco mi corazón, esperando que el perdón florezca en esta canción.

En cada verso, un acto de contrición, en cada rima, una súplica de unión. Porque nuestro amor es único, un tesoro invaluable, y quiero cuidarlo, protegerlo, hacerlo inquebrantable.

No me des por perdido, mi amor, te lo suplico, dame una oportunidad, te prometo ser tu cómplice. Juntos podemos sanar, juntos podemos crecer, y en el perdón, encontrar la fuerza para renacer.

Un poema sobre la recaída alcohólica

 En laberintos de sombra me perdí, la botella, mi fiel amiga, mi laúd. En cada trago, un eco del ayer, promesas rotas que no puedo ver.

La mente nublada, el alma en penumbra, una danza macabra que me consume. Entre risas huecas y lágrimas de sal, busco un escape a este infernal compás.

Los demonios bailan en mi interior, me arrastran al abismo, sin temor. La fuerza se desvanece, la esperanza se apaga, en este torbellino que mi ser embriaga.

Mas en la oscuridad, una luz se asoma, un susurro que me llama, me conmueve y asombra. Es el eco de un amor que no se rinde, una mano tendida que mi alma nunca olvida.

Con paso tembloroso, me levanto de nuevo, enfrento mis miedos, mis fantasmas, mis sueños. En cada tropiezo, una lección aprendida, en cada caída, una nueva partida.

No soy perfecto, ni pretendo serlo, soy un guerrero que lucha contra su infierno. Con cicatrices en el alma, pero con la frente en alto, sigo adelante, buscando mi propio canto.

Comparto mi historia, mi dolor, mi verdad, para que otros encuentren en ella su libertad. Porque en la vulnerabilidad, nace la conexión, y en la unión, encontramos la redención.

Versos en la montaña rusa: Un poema que explora la montaña rusa emocional de la bipolaridad 🎢🧠

 En un torbellino de emociones encontradas,

mi alma se debate en dualidad.

Un día vuelo alto, con alas desplegadas,

al siguiente, me hundo en la oscuridad.

La euforia me embriaga, me llena de luz,

mis ideas fluyen como un río caudaloso.

Pero luego llega el abismo, la cruz,

y me sumerjo en un mar doloroso.

Mis lágrimas se mezclan con la risa,

en un baile macabro de sentimientos.

Soy un ser dividido, una camisa

rota por la tormenta de mis pensamientos.

La tristeza me abraza con su manto frío,

y la desesperanza me susurra al oído.

La alegría me ilumina con su brillo,

y la esperanza me guía con su sonido.

En esta montaña rusa de emociones,

busco un equilibrio, una razón.

Acepto mi bipolaridad, mis dos corazones,

y aprendo a vivir en esta prisión.

Soy un ser complejo, lleno de matices,

un alma sensible que se deshace en pedazos.

Pero también soy fuerte, capaz de cicatrices,

y de encontrar la belleza en mis fracasos.