En la espiral de la euforia, perdí el control, mis palabras, dardos envenenados, hirieron tu corazón. En el delirio de la noche, mi mente se desbocó, y el amor que te profesaba, en reproches se ahogó.
La resaca emocional me trajo la verdad, el peso de mis actos, la crueldad. En la lucidez del día, vi el daño que causé, y el dolor que te infligí, mi corazón desgarré.
En cada lágrima tuya, un espejo de mi error, en cada silencio, un grito de dolor. Mi amor, mi único amor, te pido perdón, por las heridas que abrí, por la desolación.
Sé que mis palabras no pueden borrar el pasado, pero te juro que mi arrepentimiento es sincero y sagrado. En cada amanecer, lucho por ser mejor, por sanar las heridas, por reconstruir nuestro amor.
No soy perfecto, ni pretendo serlo, soy un alma enmendando su propio infierno. Con humildad y valentía, te ofrezco mi corazón, esperando que el perdón florezca en esta canción.
En cada verso, un acto de contrición, en cada rima, una súplica de unión. Porque nuestro amor es único, un tesoro invaluable, y quiero cuidarlo, protegerlo, hacerlo inquebrantable.
No me des por perdido, mi amor, te lo suplico, dame una oportunidad, te prometo ser tu cómplice. Juntos podemos sanar, juntos podemos crecer, y en el perdón, encontrar la fuerza para renacer.
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